LA SOCIEDAD TEOSÓFICA - MADAME BLAVATSKY

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Es difícil investigar la intención de engaño oculta en la Teosofía sin tocar el tema de Madame Blavatsky, su principal creadora e impulsora. Es imposible hablar de la obra filosófica de Madame Blavatsky sin tocar a la persona que Madame Blavatsky fue. Porque lo primero surgió de lo segundo. La doctrina secreta, la filosofía teosófica, surgió de Madame Blavatsky. Nos tenemos que preguntar ¿quién era y cómo era Madame Blavatsky? Cuando adherimos a una causa investigamos a su creador, su líder o su impulsor, y si vemos que esa persona no concuerda con nuestros valores, entonces abandonamos esa causa.
Resulta altamente perturbador que una persona tan poco espiritual como la Blavatskaya sea tenida como una verdadera "maestra" o "mensajera" de una doctrina que pretendió ser una Religión Mundial. Si la fuente está sucia, si la fuente está contaminada, entonces la doctrina, la filosofía que procede de esa fuente no es confiable. Helena Petrovna Blavatsky no era una persona espiritual, y esto es obvio en su biografía y en su personalidad.

Helena Petrovna Blavatsky sabía muy bien todo esto, y por eso inventó a los "mahatmas". Para poder entregar al mundo su proyecto de Nueva Religión Mundial, no podía publicarlo como su creación. La doctrina filosófica de una persona espiritualmente subdesarrollada como ella sería categóricamente rechazada en todo el mundo, y por eso fue necesario inventar a estos "sabios", estos seres cuasi divinos (los "mahatmas") que viven en las sombras y que pondrían en la palestra pública la creación de Blavatsky como si fuera de ellos. Así el engaño de Madame Blavatsky es una mentira dentro de otra mentira, como las famosas muñecas rusas. Pero la primera mentira (su doctrina en sí de ella) es una creencia, su creencia de ella. La segunda mentira (el cuento de los "mahatmas") es sólo un medio para lograr un fin: la propagación de su creencia y ganarse el convencimiento del público. Y básicamente este ha sido el mecanismo de casi todas las sectas de Nueva Era: hay una primera mentira, una narrativa, un relato que contiene creencias, verdades ficticias, y hay una segunda mentira, que es la mentira de los "mensajeros", de los "canalizadores", de los "puentes" y "médiums" que reciben el mensaje. Ambas mentiras se refuerzan una a la otra y no pueden sostenerse individualmente. Cuando descubres la falsedad de la primera, la segunda cae; y cuando descubres la falsedad de la segunda, la primera cae. Y cuando ambas mentiras caen, llegas a un CONOCIMIENTO y sigues buscando la verdad en otras partes, en otras voces, en otros libros.

Uno de los rasgos que caracterizan a la Teosofía como religión es el encono y la ferocidad con la cual sus seguidores reaccionan a cualquier crítica que se haga a su doctrina (su religión, aunque ellos niegan que sea tal) a su creadora. Este fanatismo es típico de los líderes de las sectas de Nueva Era y de muchos de sus seguidores. Y no se dan cuenta que al actuar así no se están diferenciando mucho de aquellos líderes y creyentes exaltados que ellos mismos critican en las religiones tradicionales. Pero si acaso los "mahatmas" existen, ellos deben entender que no puede existir en la Tierra una imposición masiva, planetaria, de una única idea, de una ideología única. Tal imposición sería nociva e iría en contra de la libertad de culto y de pensamiento, que es uno de los pilares fundamentales de la democracia y la libertad de pensamiento que debe haber en el mundo. En ese sentido, no debería ser un "crimen" o un "atrevimiento" cuestionar la Teosofía o a la persona que le dio vida.
Madame Blavatsky quiso crear una religión universal y para ello recurrió al recurso de la "verdad revelada", sólo que en su caso la "revelación" no procede de Dios o de un profeta sino de seres superhumanos llamados "mahatmas".

¿Quiénes son los miembros de esa hermandad secreta? ¿Cuándo y cómo y por qué se formó? ¿Dónde se reúnen sus miembros? La información que tenemos para responder estas preguntas ha sido publicada básicamente por Madame Blavatsky y otros teósofos en sus libros. También en el polémico volumen de Cartas de los Mahatmas que la Teosofía ha pretendido presentar como una "prueba indirecta" de la existencia de esos súper humanos que en dichos documentos se llaman mahatmas (palabra que significa "grandes almas", "seres magnánimos").

Los "mahatmas" por supuesto no han dado pruebas tangibles, objetivas, de su existencia. Un fardo de cartas escritas en circunstancias oscuras, cuyo origen u autoría no se ha podido verificar, no constituyen evidencia de que los "mahatmas" existen. (cartas que ellos llamaban "precipitadas", materializadas y algunas también canalizadas)
Para empeorar la cuestión, un número de sectas de Nueva Era nacidas y crecidas sobre el suelo de la Teosofía han explotado la imagen de los "mahatmas" para darle credibilidad a sus propios dogmas, como es el caso de la Actividad YO SOY, el Puente a la Libertad, la Iglesia Universal y Triunfante y todos los cultos a la Gran Hermandad Blanca y los Maestros Ascendidos. Estas sectas dicen que la Gran Hermandad Blanca es la misma Fraternidad Blanca de la que hablan los teósofos, y que los llamados Maestros Ascendidos son los mismos "mahatmas" de la Teosofía. Sin embargo, los teósofos no se ponen de acuerdo en aceptar esto: algunos incluso han comenzado recientemente a confesar que la tal Gran Hermandad Blanca no es la Fraternidad Blanca de la que escribió Madame Blavatsky, y que los Maestros Ascendidos no son los "mahatmas" de la Teosofía. La confusión y la incoherencia de opiniones parece estar motivada por el hecho de que hay diferencias doctrinales específicas entre lo que enseñó la Teosofía y lo que enseñan esos grupos más recientes de Nueva Era. O bien los "mahatmas" decidieron cambiar su "doctrina secreta", o bien los "mensajeros" de las sectas de Nueva Era post-Teosofía están mintiendo. Lo que es seguro es esto: alguien está mintiendo, puesto que ambas doctrinas (la de la Teosofía y la de los Maestros Ascendidos) no coincide en varios puntos; ambas doctrinas no pueden ser verdad al mismo tiempo. Y la peor posibilidad es que de hecho todos hayan mentido, tanto Madame Blavatsky como los supuestos "mensajeros" posteriores de la Gran Hermandad Blanca.

Lo que ocurrió fue lo siguiente:
Madame
Blavatsky inventó a los "mahatmas" para darle credibilidad a la doctrina que ella misma había creado
(puesto que, dada su pésima reputación, tal doctrina no hubiera prosperado si ella misma se hubiese presentado como su creadora); y luego, en la década de 1930, Guy y Edna Ballard vieron que podían utilizar parte de la Teosofía para inventar el culto a los Maestros Ascendidos y la Gran Hermandad Blanca. Después de eso, lo que los grupos subsiguientes hicieron fue imitar a los Ballards en la expansión de la mentira inicial. Así la mentira inicial (de Madame Blavatsky) fue creciendo y cambiando hasta las doctrinas que tenemos hoy de los Maestros Ascendidos.

Como una reflexión adicional yo pienso que los teósofos (y todos los seguidores de cultos de Nueva Era que hemos mencionado) deben preguntarse: ¿por qué necesitamos siempre una entidad superior que nos guíe, nos enseñe y nos diga lo que tenemos que hacer? ¿No hay aquí un complejo mental de ser niños, de ser inmaduros siempre? ¿No podemos acaso encontrar sabiduría, como humanidad mortal, en nosotros mismos, ser nuestros propios guías, nuestros propios maestros? ¿Hasta cuando creeremos que necesitamos un ser superior o un grupo de seres superiores que nos traten como niños que no saben lo que hacen? Es cierto que la humanidad en su conjunto parece todavía estar en su adolescencia mental y espiritual (algunos incluso creen que estamos en la niñez todavía), pero parte del proceso de maduración y de crecimiento consiste precisamente en formar nuestros propios criterios sobre las cosas, sobre la realidad y sobre la verdad, sin inventar cuentos y explicaciones fantasiosas. Yo pienso que todos estos cultos a un supuesto grupo de seres superiores invisibles que son maestros o guías es parte de ese infantilismo que debemos superar.Muchas veces quedamos atrapados en falsas creencias, en puntos de vista fantasiosos porque queremos que la verdad sea como nos gustaría que fuese. Pero lo cierto es que la verdad es lo que es, independientemente de nuestros gustos y pareceres. La verdad muchas veces es gris e insípida, incluso decepcionante o deprimente. Tenemos que comprender que todo el tiempo estamos fabricando verdades falsas que son emocionantes, hermosas, excitantes, llenas de cierto gusto, de cierto sabor, para complacer nuestras necesidades psicológicas del momento. Cuando comprendamos esto, el verdadero velo de maya comenzará a disolverse frente a nosotros.

RAMÓN MORALES CASTEL

FOTO: Helena Blavatsky, fundadora del movimiento teosófico, con los tres supuestos maestros ascendidos de los que recibió instrucción: El Morya, Kuthumi y Djwal Kul. Muchos grupos de Nueva Era aún hoy explotan la "imagen" de estos maestros. Esta fotografía no constituye una prueba de la existencia de los maestros.

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